Autor: Denise Levy Luciana Sagi

Día Mundial de la Resiliencia del Turismo: Recomendaciones para la gestión de crisis y desastres en el sector turístico

Source(s): Inter-American Development Bank (IDB)

Vivimos en un mundo en constante cambio, por lo que es fundamental prepararse para enfrentar los desafíos en la vida contemporánea. 

El turismo es un sector que ha sido afectado por diversas crisis y desastres a lo largo de los años, desde eventos climáticos extremos hasta crisis económicas y políticas.  En los tres últimos años, la pandemia del Covid-19, incendios forestales de grandes dimensiones y conflictos internacionales han afectado sobremanera al sector. En este contexto, la resiliencia es clave. Estar preparados y disminuir los impactos son premisas fundamentales para la gestión de los destinos turísticos, que cada vez más están expuestos a situaciones adversas capaces de desestabilizar o paralizar el sector.

En el caso de Brasil, pese a la evidente relevancia de la resiliencia en el turismo, se han identificado brechas relacionadas con la disponibilidad de información objetiva y operativa para apoyar la toma de decisiones de los actores públicos y privados. Para contribuir a cerrar esas brechas, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Ministerio de Turismo de ese país elaboraron una libreta didáctica titulada “Hacia la resiliencia del turismo: Gestión de crisis y desastres” que presenta un panorama de cómo se desarrolló la gestión de crisis y desastres en el turismo brasileño a lo largo de los años e indica los caminos que pueden seguir los destinos turísticos para alcanzar una mayor resiliencia, una hoja de ruta que puede ser aplicada tanto en Brasil como en otros países de América Latina y el Caribe. En esta entrada de blog compartimos algunos de los principales temas tratados en la libreta.

Crisis, desastres y cambio climático

Las crisis y los desastres generan inestabilidad, problemas e impactos negativos de todo tipo, por lo que es fundamental realizar las gestiones necesarias para minimizar los daños y, en lo posible, evitarlos, antes de que ocurran. Sin embargo, primero debemos entender las diferencias entre ambos conceptos, las cuales suelen estar en general relacionadas con la raíz del problema. En ese sentido, hay un nivel de consenso que establece que cuando la causa es un evento interno, como la falta de capacidad de gestión o falla en la adaptación a un cambio, hablamos de una crisis; cuando la causa es algo sobre lo que no tenemos control y se relaciona con aspectos externos, hablamos de un desastre[1].

Diferentes tipologías de crisis y desastres pueden afectar al sector turístico, tanto a nivel de los destinos, como de las organizaciones. En base al planteamiento de Ritchie (2009)[2], se identifican las siguientes categorías:

  • Desastres asociados a fenómenos físicos o naturales, biológicos y tecnológicos, como la pandemia del Covid-19.
  • Crisis y desastres políticos, como la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022.
  • Crisis económicas, como la crisis mundial del 2008.
  • Conflictos internos, violencia e inseguridad, como pueden ser secuestros de turistas y robos.
  • Megadaños, como el accidente nuclear de la planta de Fukushima en 2011.

Al hablar de crisis y desastres, es esencial también tratar el cambio climático.  Éste consiste en cambios a largo plazo en las temperaturas y patrones climáticos que pueden ser naturales o atribuidos directa o indirectamente a la actividad humana y generan una serie de impactos sociales, culturales, ambientales y económicos, desatando varias crisis y desastres. El sector turístico, por un lado, contribuye al cambio climático (por las emisiones relacionadas con el transporte, por ejemplo), pero a la vez es altamente vulnerable a estos cambios, como al aumento de la incidencia de fenómenos climáticos extremos y la subida del nivel de los océanos, entre otros.

La resiliencia se refiere a la capacidad de un sistema para adaptarse y recuperarse de situaciones adversas. Cada vez más se evidencia la necesidad de abordar de forma integral en el sector del turismo tanto las medidas enfocadas en el cambio climático, como las medidas diseñadas para prevenir las crisis y los desastres con el fin de apuntar hacia una mayor resiliencia. En el turismo, esto significa ser capaz de enfrentar y superar crisis y desastres, minimizando sus impactos y fortaleciendo el sector. De esta manera, los destinos y las empresas turísticas se podrán recuperar más rápidamente de las crisis y desastres, manteniendo su competitividad y sostenibilidad a largo plazo.

Prevenir, planificar y aprender

Para fomentar la resiliencia se debe elaborar un Plan de Gestión de Crisis y Desastres en Turismo, el cual puede estar enfocado en un destino, empresa u organización. Algunas de las características comunes que son relevantes a la hora de elaborar dichos planes son:

  • Matriz de responsabilidades compartida: Las crisis y desastres que afectan al turismo pueden afectar también a otros sectores, a la población, las infraestructuras y los territorios en general. Por ello es imprescindible que variados actores clave se involucren en el proceso de planificación y gestión de las crisis. Una práctica común observada a nivel mundial es la creación de comités o consejos específicos, en su mayoría intergubernamentales e intersectoriales.
  • Preparación para situaciones de crisis y desastres: Es importante “estar listo”, lo que implica la existencia de planes, pero también la realización de ejercicios de respuesta a crisis y desastres, la capacitación de los equipos y profesionales que actúan en los destinos y el establecimiento de flujos de recolección y transmisión masiva de informaciones y alertas.
  • Identificación de los riesgos: Implica mapear y evaluar potenciales situaciones que pueden presentarse, así como la probabilidad relativa de ocurrencia y que se conviertan en crisis o desastres. Es el punto de partida en los modelos y sistemas de gestión de crisis y desastres. Puede incluir información territorial especifica relacionada con los riesgos, identificar sus impactos en grupos específicos (como turistas, por ejemplo).
  • Mitigación de los riesgos: En base al mapeo de riesgos, se deben establecer medidas específicas que busquen minimizar los daños, consecuencias e impactos esperados para los distintos actores clave identificados. La selección de medidas debe considerar, entre otros, la disponibilidad de recursos, capacidades locales y conducirse de manera participativa. Medidas de mitigación de riesgos de crisis y desastres en el sector pueden incluir estructuras de apoyo a la evacuación, transmisión de alertas informativos, recomendaciones de suspensión de viajes, etc.
  • Formulación de respuestas rápidas: Son aquellas dedicadas a las consecuencias inmediatas de un evento, a implementarse en una fase todavía caótica. Inicialmente de carácter operativo, se centrarán en el control de daños a la vida humana y la propiedad/infraestructura. Pueden incluir el accionamiento de los comités internos de gestión de crisis y desastres, recopilar y compartir informaciones sobre el estado de la situación, monitorear su evolución.
  • Establecimiento de mínimos para la fase de recuperación y reanudación: Centrada en restablecer el funcionamiento del destino y/o de las organizaciones con seguridad y la calidad mínima requerida. Incluye actuaciones relacionadas con el apoyo a la continuidad de las operaciones de servicios turísticos, restauración de infraestructuras dañadas, comunicación, e implementación de estrategias de marketing.

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País y región Brazil
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